Salva Carrion

En la corte de un viejo reino que maldigo

 

En la corte de un viejo reino que maldigo,

vivía una princesa de bello mirar,

su amor reservado fue su triste castigo,

por un humilde siervo a quién decidió amar

 

Juntos, con sus miradas hallaban los cielos,

en el vergel florido, oculto relicario,

donde sus corazones se unían en vuelos

de besos apasionados, su amor a diario

 

La fortuna trazó su nefasto camino:

un día el rey padre halló esa ardiente pasión;

herido por la afrenta, truncó tal destino

 

El plebeyo fue preso en sufrida prisión,

y la princesa en una torre, en desatino,

encerrada lloró su perdida ilusión.