Soy esa sed de tu saber, esas ganas de escribir y la necedad de cada jueves llegar a tus labios, despertar tu imaginación. Soy quien te presta las alas y te invita a volar, a ser libre, a viajar en una nube, en un suspiro, en una canción. Soy quien le pone luces a tu sueño y hace que las caricias extrañas de una pesadilla tengan el suave toque de mis manos con tus letras húmedas.
Soy esa madeja utópica, que nunca seré, soy una metáfora, una canción, un ave libertaria, una cuerda quinta del acorde perdido. Soy ese punto y aparte, envuelto en nostalgia que se perdió en el interior de un verso de Vallejo, soy quien se encuentra recargado en una estrofa de Neruda, soy el niño que alimenta añorante en el destierro, con ansias de volver de nuestro Benedetti.
Soy esa parte complementaria de tus letras, componente esencial de tus sueños. Soy el que recorre tu piel sin tocarte, quien entro a tu corazón sin permiso, quien se instaló en tus sueños, en tu espera: el que habita en tus letras con múltiples disfraces de letras que no se escriben. Soy el entre líneas, la pieza que falta del rompecabezas del amor, que aflige y complementa tu vida.
Soy la nada de Sartre, que Borges encontró en el Aleph. Soy café mañanero que se toma sorbiendo recuerdos y esperando. Soy la azúcar y tu pan, la pluma con la que escribes tus mejores versos, tu sillón terapéutico donde descansa de tus largas faenas y te sientas a esperar los versos que escribes pensando en la posibilidad de un hombre alegre y una mujer feliz.
Soy el nuevo cuervo de Alan Po, con el que compartes tus deseos, las ganas de ser feliz, la sonrisa que no muestras, la mirada melancólica, la noche que esperas. Soy invisible en tus escritos, que parece más olvido que punto y aparte. A veces me dejas entre puntos suspensivos y otras veces me encierras en una metáfora o entre paréntesis, pero siempre me tienes presente
SOY LENNOX
TU QUETZAL EN VUELO