Salvador Galindo

Toma el sable por mí

El pedestal del bullir azul cerca de las nubes,

hoy, en tiempos de lágrimas materiales,

y en cuanto evapore la fantasía multicolor desde la tierra,

no vuelvas más con tu imaginación a cuestas.

 

Masticando el polvo mientras mis sueños alcanzan su límite,

conviérteme en monstruo y sabré comer sin hambre,

y sin la carne que se vuelve el material perfecto para nuestro palacio,

nuestro palacio, el doble filo de nuestra pureza.

 

Seremos los fugaces astros en medio de las mentes planetarias,

Seremos los brujos que vuelvan el yo un acto mágico

dando a luz para siempre el caos.

Seremos los inocentes árboles

que atestigüen con furibundos pies de mueble

la bárbara y descarada tinta de millones de años.

 

Allí, en nuestro próximo suelo

nos cobijaremos entre brasas

a forma de lenguas maternales,

y contemplaremos a las cigüeñas que arrojarán fetos

en los abismos de nuestros corazones.

 

Llegaremos y cruzaremos el umbral de imágenes

y las sombras tramarán una venganza contra nuestra osadía.

 

Mas, algún día volveremos para sembrar nuestro sueño

en una de aquellas ruinas desiertas.

Entonces en nuestro reino lloverán colores

y esa será la magia que cobije nuestra entrañable pureza.

 

La vía que da hacia el resplandor de mi sable.

Amiga Soledad, ¿tomarás el sable por mí

y sellarás este pacto de incandescente fantasía

con alguna de tus filosas verdades

o he de aparecer en aquel agujero nocturno

que yo mismo abrí para ti aquella vez?

 

El cordero, el león y el libro alado te traerán

los frutos que tanto ansías para nuestro mundo.

Ahora toma el sable por mí y permíteme ser el animal de fantasía

que ha de sobrevivir a costa de tu ausencia y de tu presencia.

 

Pero a través de los círculos ya ha atardecido,

y he dejado el sable al filo en el pedestal,

a la espera de invocar mañana otro de tus milagros

¡tal es el doble filo de nuestra pureza!