Los árboles están inclinados en el camino
invitando al ave a bajar de sus ramas
en adulación al polvo obstinado que deja mis huellas
a las breves agonías de mis pies descalzando el destino
Algo me empuja a caminar hacia la vera
la cercanía del ave que me invita a aprender a volar
el encorvamiento del árbol que insinúa la reflexión
la fuerza del viento que torció su cigoñal destino
la polvareda intolerante que obnubila el recorrido
la mirada acotada que suprime la imaginación
o simplemente la edad que pretende el reposo
Mis huellas dactilares se editan en las partículas de polvo
al intentar alcanzar la anatomía del amor
que se desfigura entre las sombras
glorificando el anhelo de mis venas saciadas por el tiempo
He confundido el árbol con el vientre
su torsión con la senda de su cadera
el polvo con el manto de seda que provoca su sensualidad
el camino con la libertad ingenua que incita la entrega.
He confundido los años con la vida
hasta comprender que la vida se encierra en un latido