Víbora blanca, ha llegado la hora de pagar
por todo el veneno que acabas de acumular,
dejando en mi corazón, que te amaba, un puñal.
Convertiste mi sangre en negra para ver el mal.
Dices que no siento nada por ser parte de los no creyentes,
pero yo te amaba tanto que dejé mi naturaleza en una de tantas fuentes.
El demonio es consciente de mis promesas en la inmensa noche,
cuando juré amarte hasta el final y corté cada parte de mí sin reproche.
Llevas tiempo huyendo mientras miras un mundo sin reflejo.
Puedes clavar tus manos en mi corazón para usarlo como espejo.
Puedes pagar la fianza por todo el veneno dentro de mi alma,
pero eso no evitará que quedes manchada y pierdas la calma.
Yo conozco tus miedos, y sabes que jamás los he usado para lastimarte,
pero tú supiste barajear las cartas para clavar tus dientes a la par de besarme.
Dicen que los blancos ocultan más sangre negra que los condenados por mal.
Puedo verlo en tu corazón y en esos ojos que ven un mundo pintado tan superficial.
Llevo tiempo mirando cuerpos muertos que tratan de ser originales y fracasan.
Llevo tiempo viendo víboras que siguen poniendo huevos dentro de los que aman.
Querida víbora blanca, tu veneno no afectará mis venas, que ya son negras sin mal,
porque un alma oscura no necesita algo artificial, ya que lleva en su sangre algo original.