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Algo sobre la muerte de mi abuelo.

Ya se fue el último de los grandes Saldaña.
Entre cables y suspiros,
Junto a máquinas familiares.
La voz de niña que lo llama, sin saber se despide 
Y la mano con que la sostuvo tantas veces
Se desprende, se arranca.
Corazón cansado, alguna vez fiero, 
Tu más grande batalla fue tu último aliento.
Quedan semillas, pedazos de tu carne, 
Contornos de rostro, relieves de tu carácter
Las flores que sembraste 
Cuidarán tu sueño, tus huesos, tu polvo
Que tus hijos rieguen tu sangre
Y florezca, en recuerdos, tu espíritu.

 

Enero, 2025