EDUARDO FAUCHEUX

ENVEJECER

ENVEJECER

 

Lentamente (y, a veces, no tanto),

se acorta la vida en penoso quebranto.

Nuestros pasos, más cautos, torpes y lerdos,

se arrastran, tropiezan, cansados de tantos recuerdos.

*

Y uno transforma a la desvencijada memoria,

desechando los recuerdos que fueron escoria,

dejando los más amados, de antiguas glorias,

que dejaron su huella ¡en grandiosas historias!

*

Y perdemos de vista eso de \"estar a la moda\",

vistiendo todo aquello que, ahora, nos incomoda;

ya no importa, con las sandalias, ponernos medias,

prefiriendo nuestra comodidad, sobre la tonta comedia.

*

Aun así, algunos, con pertinaz elegancia

mantienen, ansiosos, su natural prestancia,

vistiéndose, con todo el caudal de abundancia

que lograron acumular, desde allá, en la distancia.

*

A pesar de todo, ahora, otra cosa es lo que nos importa:

estar sanos, poder comprender hasta dónde el cuerpo soporta;

mantener las amistades, el mejor valor que más nos aporta,

e intentar ser felices en años que quedan, ¡y que reconfortan!

*

De a poco, yo veo cómo parten amigos y compañeros...

entiendo que envejecer es ver cómo, de a poco, me muero;

ahora ya no me importa obtener posesiones, ni gloria o dinero;

mi prioridad es intentar ser feliz en el difícil juego, de este damero.

*

Entonces, quiero hacer, ahora, todo lo que no hice cuando podía...

y lamento al darme cuenta que, ciertas cosas, ¡ya son tonterías!;

así que yo me consuelo haciendo lo que puedo hacer, en cada día,

con las pocas fuerzas y el mucho entusiasmo ¡que me da alegría!

*

Y me propongo agradecer por los hechos que me hicieron nacer,

por la vida grandiosa que me fue dada y que me ha hecho crecer

como humano que soy, por mis amigos que me hicieron entender

el valor de la Amistad y que \"vivir y envejecer bien\" ¡es todo un deber!

*

 

Eduardo Faucheux

20-01-2025