El verso presto se entrega.
Deja moldearse a gusto
como el insomnio a la noche
sea simple o sea culto.
Pone su empeño en decir
en que él y yo somos uno,
mas yo sólo soy el tímido
y él en esencia, el astuto.
A veces quiero olvidar
y en mi mente vaga escucho
que puja por emerger
cual neonato hacia el mundo.
Tarea ardua controlarlo
y contrarrestar su embrujo
cuando tiene la verdad
prorrumpiendo con esputos.
El verso no se disfraza
siendo claro en sus asuntos
y quien lo lee, lo entiende
desde un niño hasta un adulto.
W.M