Ya entre los dos el silencio se expande
como un nuevo universo
de otro universo nace,
un universo azul de nubes rotas,
con estrellas diamantinas
que de nuestros corazones brotan.
Nos alejamos,
rota nuestra cadena,
desimanamos nuestras almas como
pájaros en crepúsculos opuestos,
llevándonos de nuestros propios cielos.
La batalla fue larga y acabó en tablas,
y un tratado de silencio acalló nuestras
lágrimas, alejando nuestras miradas,
las manos no se tocan,
los labios ya no se hablan,
y el eco de nuestros suspiros
se desvanece en la cara oculta de nuestra alma,
el alma en la luna con la que soñábamos
todas las noches, como guardiana
de nuestro amor inmaduro.
Y así nuestros espíritus se van alejando
como gaviotas en el océano de nuestras almas.
Oculto a tu mirada como sombra
de nube deja sobre
mi alma oscurecida de vagar tanto,
árido desierto de tus miradas.
Solo tumbado en una duna, poco
a poco el aire va arropándome en su cuna,
como un niño que se esconde de su sombra
en la penumbra.
Lejos el humo blanco de tu llama,
llama a mi corazón a acariciar
el calor que de tu pecho emana.