Alberto Escobar

Con locura

 

 

 

Sí, con locura. 
Después de la tormenta
sucede la calma, el sol,
tímido, fosforescente,
parece que ha salido, leve,
como sin querer molestar,
y se ha dado un garbeo
ligero para hacer hambre. 
Sí, como decía, con locura,
y mi ligazón contigo 
se me antoja de grafito,
revestido ya de esa dureza
que solo un material nuevo,
desconocido hasta hace nada, 
puede presentar a la comunidad
científica, siempre reacia,
como de uñas, a adoptar ideas
que no concuerden con las suyas,
las ya aprobadas, y que le otorgan
un poder, un dominio confortable
no, lo siguiente, sobre un mundo
ideal construido de peipers, revistas,
y publicaciones de prestigio. 
Con locura, y creo, vislumbro
que esta locura viaja hacia tu cuerpo
a una velocidad de más de cien mil
quilómetros por hora, como la Tierra
alrededor de su sol, y me entrego
a su vorágine como macho a hembra
que lo devora tras su cópula; eso quiero,
que me devores a propósito 
de mi cópula en ti y antes también
si no te importa jajaja. 
Sí, con locura, y una que no tenga
remedio —al menos con la ciencia
que tenemos al alcance hoy—. 
Te dejo para recuperar fuerzas
y retomarte bajo esta locura campante,
desmadrada, de la que me precio
tanto y a ti tanto te gusta...