alegazpa

Aquel yo ha muerto. Gracias

 Dormir calentito contigo,
sentir tu manita...
Jugar a darnos sustos.
La baba que se caía.
Eras un fuego dulce,
aún recuerdo todo 
como si fuera ayer.
Quizá fue ayer.
Aún sueña mi corazón 
un nuevo nosotros 
sin la neblina que siempre me acompañaba
y todo lo confundía.
Recorrer la playa contigo descalzos,
encontrarme de nuevo en tu mirada
o en tus labios
sin dudas falsas.


El cariño del roce,
los reencuentros y despedidas
perpetuos en el corazón.
Alegría y tristeza.
¿Ha habido algo tan fuerte?
La leyenda de dos valientes
y por mucho que pase
me quedo con lo bueno,
con el prado verde 
y ambos echados,
los cafés del balcón,
el ronroneo de tus gatos...
Tu cabecita en mi pecho 
y esa manchita de tu ojo 
que tanto echo de menos.


Una luchadora justa
dio luz a una tormenta.
Y esa llama que no se apaga
la dejaste en el cirio de mi recuerdo
y aún hoy 
las nubes huyen
ante la lumbre del amor
que él daba a través de ti
hacia mí
para ambos.
Brota agua de mis ojos
arrastrando el ti y el mí,
siempre estarán en nosotros.
Me alegro de haber sido la cruz
para que murieses 
y nacieras de nuevo
siendo ahora andante cielo,
el mismo que alcanzaba 
cuando entrabas en mí
en esas noches de te quieros.


Tantas calles y ciudades impregnadas...
La historia de dos valientes
que dieron su vida
por un ambos
marcha hacia la nada
y siempre será un todo escrito,
un ahora en lo eterno de Dios.
Por eso, amaina mi corazón,
nada se pierde
y los trenes varados
en estaciones abandonadas
ofrecen bonitas pinceladas,
ecos de corazonadas en el rugir
de los pensamientos divinos
que alientan el alma.
Alma unida con un todo.


\"Siempre te llevaré en el corazón\".
Mi baúl de recuerdos llora
con tus tintas animadas
y tu mano tatuada...
\"Cuenta con ella\".
No quiero volver a abrir 
lo que sigue abierto en mis entrañas.
Pero ya sin apego...
te quiero libre y feliz,
que llores de felicidad, de alegría...
Y te lleven alto las ganas 
de sentir la dicha en el mundo.
Que las mariposas te aleteen
y enamoren 
de todo lo que te merezca.
Hay muchos con alas contigo
y tú eres uno de ellos.
No temas nunca.
Jamás.
Te dejo libre de mis fantasmas
para siempre.
Me alegra si te acompaña alguien
que no te trata como aquel yo.


Aquí siempre estará guardada 
la fragancia eterna de tu flor.
Y si algún día se te olvida volar
te lo recordaré llevándote,
¡pues yo también ya tengo alas!
gracias a morir,
gracias por todo, amada.


El bombón de coco que te iba a regalar
lo dejo en el cajón
por si algún día tomamos un café.
Ámate.