Permiteme acompañarte durante tu sendero, en este mundo frío donde se necesita un poco de calor.
Permite que sea tu guía en el bosque silencioso, en el mar de los estruendos.
Caminaré a tu lado mientras recorres el cosmos y más allá de él. Desde el estigia hasta los elíseos o incluso en el tártaro mismo no soltare tu mano ni vacilare de tu viaje.
Permíteme ser ese árbol de flores rosadas, que brilla en las penumbras y cautiva tus pesares, pues te he entregado mi vida y mientras nuestras almas existan caminarán a la par la una de la otra.