Se acabó.
Hace días que espera la noche,
cuando todos se han ido a dormir,
en la cocina no enciende las luces,
solo hay una copa que vuelve a servir.
Silencio.
La oscuridad enmudece los ojos,
se humedecen con sueños de anís,
luces mudas vislumbran retoños,
el reloj es un pobre infeliz.
Destino.
Las botellas y las calles vacías,
la familia que suele dormir,
ella ve los pendientes del día,
los alista y vuelve a fingir.