Resiste el cuerpo que lucha por vencer,
en medio de la devastación, lucha con esperanza,
en busca de la libertad, que es más grande
que las barreras que limitan y restringen sus pasos.
Firme y sin censura, levanta su voz,
grita por el cambio, con una fuerza mayor que su cuerpo.
Se yergue empoderada, exige sus derechos,
libres de opresión.
Extiende su pecho, y sus palmas expuestas que bajo la luz
lucen como banderas de paz.
Protesta contra los corruptos, porque no sabe callar.
En medio de las nubes de gas, su luz reluce entre los escombros.
Su lucha no termina; aliada está de los que exigen justicia,
sabiendo que algún día la encontrarán.