En la quietud del alba,
cuando el rocío besa la flor,
la semilla rompe su calma,
buscando el rayo del sol.
El río no nace río,
es un hilo en la montaña,
gota a gota, desafío,
va labrando su entraña.
La oruga teje su sueño,
en hilos de seda y fe,
paciencia es su único dueño,
hasta que alas pueda ver.
Así también en la vida,
los sueños requieren paso,
constancia en la senda elegida,
y el tiempo teje su lazo.
No apresures el destino,
ni desesperes en la espera,
que el milagro, en su camino,
llega a quien persevera.