Igual que las gemas
de intenso fulgor;
la nota vivaz de su arpegio
nos deja en el alma la huella
que deja la mano de Dios.
Con lumbre serena
de tierno arrebol;
abriga el magnífico sueño
que llantos por pérfidas guerras
se vuelvan alegre canción.
Con alma dispuesta
mi vida la doy;
tan sólo por ver el sendero
que lleva de Paz a la meta
que siempre mi verso forjó.
Autor: Aníbal Rodríguez.