Si acaso ves mi rumbo solitario,
no pienses que he perdido la esperanza,
pues llevo el fuego en férrea confianza,
y en mi silencio guardo un relicario.
No cedo al eco vil del comentario,
ni temo a quien su juicio mal alcanza;
mi voz es libre, mi razón no cansa,
y en su verdad se erige un campanario.
Mis pasos siguen sendas elegidas,
no por capricho ni por vil empeño,
sino por dar a mi alma su medida.
Que juzgue el mundo, fiel sigo mi sueño,
pues son mis causas firmes y atrevidas,
y en cada anhelo forjo mi diseño.
JUSTO ALDÚ
Panameño
Derechos reservados / enero 2025