Reclinado sobre el árbol,
el gorrión hoy está triste,
desvalido, junto al río,
su belleza se ha perdido.
Se ahogó la primavera,
ya no tiene quién lo quiera,
en el soplo de un quejido,
llevó el viento sus lirismos.
Ya no canta en su nido,
se ve triste y derruido,
sujetado entre las ramas,
la congoja sólo aclama.
A la espera de la nada
y su vida acongojada,
llora triste a su amada
que se ha ido desdichada.
Ya no llores que sabías
que se iría apresurada,
pues no viste que
allí estaba la mujer
que a ti te amaba.
Andrea Chica