Tú querías rosas,
Tú querías una cabaña, un cielo despejado
y algo que oliese a tierra pero que fuese mar.
Tú querías un caballo mágico y en la nada flotar.
Sería acaso eso una de las formas sutiles para no desesperar.
Tu querías una casa sin puertas ni ventanas,
una casa hecha de olas que acariciaran al respirar,
con montañas de veleros y silenciosos poemas sin nombrar.
Y así como decía la Grandes (*)
aunque tú no lo sepas yo me invento soluciones
y corro por tu casa sin puertas ni ventanas,
aunque tú no lo sepas tú paseas en mi memoria
volviéndote pluma, canto y siempre alta mar.
SABAG
(*) Almudena Grandes