Voy hacia un destino ya trazado,
arrastrado por las corrientes del tiempo;
en cuyo cauce encuentro lo que fui,
lo que nunca alcancé,
lo que soy, sin más.
No hay nada que pueda hacer.
Mi voluntad no es mía,
como todos creen.
Nada es mío.
No soy dueño siquiera
de esta vestidura de carne hecha jirones,
este camino de sangre que me atraviesa,
este movimiento en retirada
que me aleja de mí,
de esta boca cerrada
que no encuentra palabras.
Me abandono
a la materia granular:
la arena y el viento,
disperso en un juego inmortal,
cuchillos de sol
y afilados fríos.
Aunque luche,
no muto un ápice.
Aunque lo intente,
no salvo mi alma.
Aunque lo implore,
no hay redención.
No me salvo de mí,
ni de la agonía de nadie.
Al declinar el día,
soy un fuego enterrado
en el vasto silencio
de la noche infinita.
Soy
un minúsculo
solitario instante
que pasa y se olvida:
un grano de sombra
que desvanece.
Managua, 24 de enero de 2025.
Imagen: Alecos FASSIANOS (n. 1935), Joven con una paloma.