En principio fue
La Inocente forma
De su diminuto mundo
Sin fronteras.
Después,
Una casa
Una mesa
Una mamá.
Un cachorro tibio
Con su cola batiente
Y su nariz fría.
Luego;
La muerte.
Una tumba.
Una duda.
Un interrogante.
La inquietud permanente
Y un dolor punzante.
Así poco a poco
Se enteró de las cosas
Que sin quererlas
Estaban allí
Para pintar de
Negro su porvenir.
Su mundo
Extenso e ilimitado en otrora
De pronto se tornó
Escaso, sin forma o razón.
Y llegó el zarpazo
De una realidad arrolladora
Que cubrió su vida
De incertidumbre total.
A hora viene a mí
En la hora final.
Recoger las cenizas
De tan fatídico estar.
Ahora viene a mí
La hora de sembrar claveles
Y verlos germinar.
Martha Patricia-2025