Los días suceden veloces y esquivos;
yo, desvelado de madrugadas,
intento atraparlos
con taciturnas y efímeras miradas,
como alba en huida de la noche.
Esto es lo único que poseo:
el instante augusto detenido,
que luego será olvido;
mi tacto invisible, mi último abrigo.
Las siluetas emergen de las sombras;
ya no busco sus rostros. Es vano el intento.
Cuando pude, saquearon mi hospitalidad.
Los condené al espejo de Mister James.
El trino de los pájaros en el naranjo
calma mi estancia en el viejo pórtico,
hasta que la pugna rompe su armonía.
¡Qué lío el de todas las especies!
Pero, como todo, olvidaré sus finales:
felices o no, ya no importa.
Olvidar es mi rutina;
no puedo sujetar la palabra
ni repetirla al filo de la tarde.
El tedio y la ventura son de las mañanas.
Todo se desvanece en mi memoria,
como el humo que se eleva del fogón.
Soy un fuego enterrado entre auroras.
Managua, 25 de enero de 2025
Imagen: Alekos Fassianos, \'Birds of Paradise.