El amor nos junto
como la noche y el día,
nos hizo esclavos
el uno y el otro en desmedida
y somos sol y somos luna,
ola y playa, huella perdida,
duna solitaria en el desierto
y flor herida.
El amor nos deshizo
entre sus firmes manos
y fuimos greda crujiendo
en el horno de la vida.
Pan fresco sin boca,
lluvia sin lamento,
rosa sin espina
y cada alba nos tocamos
para separarnos enseguida.
Y así atados por la nada
seguimos la senda del viento,
buscando sombras bajo el sol
y estrellas divinas.
Peces de colores
perseguidos por mil nubes
y en las aguas saladas
el lecho nupcial de despedida.