Después de la abstinencia
no aparezcas por favor,
deja a mi alma limpia
que disfrute del amor
en un baño purificador.
Tiembla mi corazón
de solo imaginar,
que tu presencia sombría
una parálisis me traerá.
Huir me resultó hasta el final,
distintas arducias inventé,
hasta que atrapada quedé.
Esta vez escapatoria no hay,
solo enfrentar lo que mas miedo me da.
Miro alrededor , deseperada sin control,
el que acecha es el dolor
de memorias, de horror.
Las heridas sin cerrar,
expuestas a tu voluntad,
se ampollaron en espumas
de hiel y soledad.
Nunca lo entenderás
porque careces de sensibilidad,
ni el lóbulo frontal, ni la amigdala
crecerán...
Pequeñas quedarán, raquíticas,
sin salvación...
reducidas a lo mínimo bestial.