Ignacia.

1. La Llegada

Me incorporo nuevamente ante el abismo.
Una luz refulge entre la oscuridad.
El paisaje me ciega
desde que soy una desconocida en la multitud.
Me hallo atada a mis antiguas circunstancias,
y no hay nada que busque ahí
no con desespero.
No me hace en falta el desasosiego,
el temor a la vida establecida.
Trato de encontrarme de forma correcta,
pero ya no sé si estoy aquí,
o si fui esa o aquella.
Ya no sé.
Las miradas perturban
y los cantos ensordecen.
Mientras permanezco aquí, aquí, aquí
en el abismo perdido.

Una gota cae del cielo,
igual que en mi rostro.
Sin motivos permanezco atada a aquella derrota.
Lerda tal bestia.
Así que desfallezco y me tumbo,

con los astros al morir.