Hechos del vivir diario
Quisiera escribir una historia que
fuera a la vez, interesante y bonita.
Que fuese cierta o irreal, o ambas
cosas a la vez, si con ello resultara
más atrayente y a la vez seductora.
Empecemos pues por el principio.
¿Qué podría contarles yo que gustara
y recibiera el beneplácito de todos?
¿Hablo de fútbol, de amor, de política,
o quieren que les cuente lo que comí
ayer, y lo que cené por la noche?
Seguramente, antes estas preguntas
tan normales y tan poco sugestivas,
habrá opiniones para todos los gustos.
Les voy a relatar que hoy, he sentido
un deleite, un flechazo y una atracción…
que ha incitado el interés que he tenido
de galanteo, coqueteo y adoración.
Sentimiento normal, en quien sin esperar…
recibe un trato cordial, trato por mi alabado…
de un poder fáctico, tema muy a deliberar,
caso este del guardia, que hoy me ha parado.
Bien comenzamos el día pues, sigamos.
Quizá puede haber sido, más que por mí,
por el propio guardia, que sin pretender
inmiscuirme en su dilección e intimidad,
me ha hecho sentir satisfecho del altruista
y cariñoso trato que he recibido de su parte.
Un guardia cuya inclinación y simpatía
me hace pensar en lo positivo de la vida.
Quiero aclarar, sin embargo, que el guardia
no era tal en masculino, ya que era una
mujer, muy guapa, por cierto, hecho este
que te hace ver las cosas de otro modo.
No vayan a pensar que soy machista.
Pero yo, sí que he pensado que ante
lo ocurrido, estaría muy predispuesto
a pasar por lo mismo todos los días.