Lo mismo que juglar apasionado
cruzé por esta vida sus caminos;
y lleno de ilusiones, fui soldado
de amores incendiarios y divinos.
En copas de placeres fui embriagado
gozando mil encantos venusinos;
¡quedando del delirio aprisionado
en labios que ofrecían dulces vinos!
Viví de la lujuria sus edenes
con Evas muy candentes y sensuales;
y nunca, de tristeza en sus vaivenes,
me hundieron las traiciones pasionales;
¡y pude disfrutar los parabienes
que ofrecen del amor sus dulces griales!
Autor: Aníbal Rodríguez.