Llego a casa,
huele bien,
huele a casa,
pero también huele a huida.
Huele a irme,
irme y solo volver los fines de semana,
algunos, no todos.
Huele a infancia pasada,
a jugar con cadáveres,
huele a cosas que nunca dije,
a rincones que escuchan pero no responden.
Ya no necesito esto,
ya no quiero esto,
quiero salir
y dejar atrás la sombra
que lleva mi nombre grabado en estas paredes.