Que queden en esta vida
las risas que nunca dimos,
las caricias que perdimos,
y el amor que no creció.
Que quede aquí la tristeza,
las heridas, los adioses,
los silencios y las voces
que el viento nunca llevó.
Que queden en esta tierra
los sueños que se rompieron,
los pasos que no siguieron
y el camino que llamó.
Pues lo que en la otra vendrá
no será lo que aquí fuimos,
ni el eco de lo perdido,
ni el peso de la verdad.
Que queden en esta vida
las cargas que no soltamos,
los miedos que si enfrentamos
y las sombras al final.
Y que en la otra, al abrirse,
como el río se abre al mar,
nos hallemos tan completos,
¡¡y libres para soñar!!..