Zumbando vas sin tregua en los oídos
al pasar sin ser visto en la cocina
y un presagio de guerra vaticina
tu andar sereno, obviando los chasquidos.
Buscando los tobillos desvestidos
vuelas raso, entre tanto no camina
tu presa, que siente tu aguja fina
clavarse y penetrar a por sus fluidos.
Molestas y te sueles divertir
cuando el ventilador no nos funciona
y uniéndote al calor sueles batir
tus alas, cuando el aire no reacciona.
A quien tú quieras dejas sin dormir,
lleve o no lleve en su frente corona.
W.M