🇳🇮Samuel Dixon🇳🇮

Carta sin nombre

Carta sin nombre 

Son las cinco y ya es tarde, solo queda esperar;
el desfile, otras cosas; otro rato y decirte
lo que pienso al instante, lo que hago al escribirte,
al tomar estas hojas. Solo queda pensar...
Estas letras solo aman un lugar ordinario,
porque esperan y esperan, un gran destinatario.

Entonces, que se interna del sol, su último rayo
y veo a la ventana, subrayo algún detalle
que pueda ocasionarse. Salgo y observo al valle;
el único testigo de todo este mi ensayo,
mientras pasa un sonido de calle y de rotonda.
Pues digo es un motivo, mi obra, a quien corresponda:

Empezaré diciendo: mi vida de novela
se encuentra en apogeo. Mi vida es una rosa.
El camino es inmenso cuando existe la prosa
y, a la vez, es tan corto cuando vas a la escuela.
Sin embargo, la idea profundiza el temor
mientras pasa el cortejo donde vive el amor.

Por lo tanto, la tinta, cuando pasa al cuaderno
es plasmada con rostro y así, ya está mi vida...
Me pregunto si entonces esta mente abolida
en alguna lectora regocije lo tierno.
Yo no tengo mansiones ni joyeros de antaño,
solo cargo, de veras, mi cuaderno del año.

Esta casa de sueños se perfuma en anhelos,
se describe a sí misma como luna radiante:
esa luna que lucha por seguir adelante
y que carga en el pecho la creencia en los cielos.
Al leer estas letras, no derrames tu llanto,
ya que el hombre que escribe, con pasión, te ama tanto.

Al buscar por su nombre, no te llenes de angustia,
porque yo no lo he puesto. Solo quiero tu risa.
Pues, no importa el pasado que se ha ido de prisa, 
solo intenta alejarte de esa cosa tan mustia.
Es mi carta evidencia del decir de tus ojos
o de alguna palabra de tus labios tan rojos.

                                Samuel Dixon