Hoy después de mucho meditar de luchar contra mis propios demonios de escucharme a mí misma comprendí lo que no quería entender lo que mi razón gritaba y mi Corazón necio no deseaba escuchar comprendí lo necesario de un adiós y conocí el sabor amargo de ese adiós sin despedidas evitando la hipocresía de un fue un placer conocerte y que te vaya bonito. Comprendí también lo estúpido de la mayoría de nuestros actos en aras del Amor ¡Que patético y absurdos somos los seres humanos! Luchamos por ser fuertes por no dejarnos dominar y permitimos que el orgullo gobierne nuestras vidas la enmarcamos en negros colores ocultando sentimientos y lágrimas saladas acompañados de palabras envueltas en espinas que hieren que lastiman para salvar un estúpido orgullo ocultando lo que pensamos y sentimos por miedo a ser demasiados vulnerables es en ese momento que nos convertimos en asesinos del Amor. Lo atacamos tanto hasta dejarlo herido de muerte y solo nos percatamos cuando lo vemos ahí sobre la cama con severas heridas del desamor doblegado de dolor ahí en esa misma cama donde tantas veces gozamos las locuras del Amor. Y es entonces cuando viene el fatídico instante ese cuando el silencio sepulcral secundado por la oscuridad de la noche me encuentro frente a frente con tus ojos con la frialdad de tu mirada inerte que me cala hasta los huesos y yo cual estatua de mármol fría solo observo como te pierdes en la distancia como abandonas lo que un día fue un nosotros un Amor aventurero descabellado un Amor sin ataduras libre apasionado un Amor que ya no es tuyo un Amor que ya no es mío y lentamente te vas lentamente mueres lentamente muero.