Hay cosas
que buscan el ojo
de un destinatario.
Cosas
que si esquivan ese espacio particular
caen lentas en un hueco hondo,
vacío,
silente.
Hay cosas que saben a miel o hiel
con o sin
obstinadas presencias.
Cosas pasadas,
presentes y ausentes.
Sin tiempo suficiente,
o con demasiado,
para existir.
Hay cosas que no deben ser,
que no están,
que no importan.
Cosas que apretujan
en el puño
el corazón de los que viven
en voluntaria soledad acompañados de la tenaz memoria
Hay ciertas cosas que van y vienen
devueltas sin abrir
al remitente.
¡Qué cosas!