Eres sendero, eres vertiente,
eres argucia que rehuye con prisa,
ante la intriga de la noche que a tu cuerpo aisla.
Premura que incita a ceñirme en tu cintura,
perderme en el ocaso de la noche,
o perderme con prisa en esa lujuria
que tu cuerpo sintetiza.
Eres recoveco de ansias,
o terciopelo en la cual dejo mi alma,
con desdén del alba.
Quién necesita el mañana
cuando tú y yo nos comemos con saña,
sin temor del mañana,
depredando cada espacio que tu ropa guarda.