El embargo
Ahora quiero hacer para ti un soneto,
que tengo mucho tiempo, un rato largo.
No es fácil, pues lo haré como un cuento,
pero no me rindo, si eso… lo alargo.
Me pasó un día que fue muy completo.
Salí de mi casa a hacer un encargo;
al pronto sin más me vi en un aprieto,
me entregaron carta de un vil embargo.
Desaliñado el chorbo, sin gracejo,
allí fui sorprendido como bolo,
cavilando en el ruin animalejo.
Desande lo andado y regresé presto,
hastiado y pensando en ese tipejo;
y acabé el día triste, casi muerto.
Toledo 2022