Deja que luminosidad del dia penetren nuestra piel, y que tus manos se compaginen con mi ingle para que estas vayan a un mismo ritmo, dejando con hambre mi deseo y que solo quede la sed insaciable de tu boca esperando el atardecer para saborear el increible nectar del velo de los sentidos y apasiguar mi ímpetu voraz que pertinaz pide que tus garras sobrepasen mi epidermis y que a la postre de todo solo matices cicatrizadas.