Raul Gonzaga

Gracias, hijos, cuán los quiero

Son los hijos mensajeros
de la vida y del destino,
nos indican el camino
con ejemplos: son veneros;

en mostrarte, los primeros,
ese oculto desatino,
convertido en acre espino
tus maestros más sinceros;

aprendamos la lección,
atendamos sus consejos
y su mundo de experiencias;

rayitos del corazón,
los más límpidos espejos:
hacedores de conciencias...