Rafael Parra Barrios

Sublime serenata

 

 

Dedicada a mi amada hija, Antonella Nazareth.

 

Sublime serenata

 

Esa sublime musa 

que es la música 

me condena a vivir 

y a intentar ser feliz. 

Chaikovski, Beethoven, 

Mozart, Bach y Lits,

insertos en mi alma, 

rebozan de melodías 

el jardín de hadas,

donde florece la magia. 

Ese fecundo tiempo

que es la música 

se sumerge en mi 

y sacude mi existir.

Cadencia universal  

de mis adentros 

en sonatas y allegros, 

a mi ser encantan,

enseñando del pretérito 

actos líricos y épicos 

de luces, notas, 

fantasías e historias. 

Como siempre,

el recital de piano

colmó mi espíritu 

de afectos castos

y de honras a los ancestros 

en concierto infinito 

de célebres maestros, 

alumnos y discipulos

en medio de aplausos

prolongados al unísono

de un ferviente público.