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El canto de la noche

Las rosas aturden mi llamada

Despierta mi aura, evoca mi alma

 

La compañí­a ausente de amores insignificantes

Reflejos azulines de árboles asonantes

 

El suelo sonoro del rio, un canto maternal aislado

Un imperdible quemado entre dos corazones enamorados

 

Llega la niña azabache que asusta al león brillante

Sus acompañantes, lamparitas de sueños inalcanzables

Las cuencas del rosario caen despreciables

 

El río calla, los grillos chillan

Los infantes duermen, los sueños mueren en astillas

 

Los gatos negros salen

La noche, su refugio, la deseable

 

Los cementerios viven

Las alegrías se despiden