Nazaret Muñoz

Hay serenidad en el sufrimiento.

Hay serenidad en el sufrimiento.

 

La luna solloza en la noche
suspirando por cada derroche
de este sentimiento inmaculado
que es desvanecido en llantos.

Desangrada en el frio suelo
sucumbida en el dolor inmenso
he muerto sin reparo,
mi cuerpo descansa en lo árido.
 
Me ataco un vampiro
clavo sus colmillos en mi cuello,
haciendo burla de mi ruego,
mientras en sus brazos he muerto.

Entre desgarradores alaridos
mi llanto se encuentra ensordecido
por aquel vampiro que blasfemaba insultos
después de que se alimentó de mi cuello.

Aquel abrumador suspiro
reflejo el verdadero martirio
cuando de mi alma se alimento
y mi vida expiro.

Mi cadáver ya descansa en paz
en la suave y fría tierra,
en mi tumba nacieron flores,
azucenas y azafranes.