Enrique Fl. Chaidez

La rosa

La rosa guarda aromas

de un humus misterioso y perfumado

que estuvo en el Edén.

Las voces de su viento son palomas

jugando al aleteo enamorado;

y su color, un sol amanecido

que alumbra en medio del rosal también.

 

Se suma suavemente lo creado

a la visión de un mundo florecido

como presente cierto del Amado,

como alma hermoseada en el sonido.