Y se rompió el encanto que sostenía la magia,
la mirada perdida en los colores bellos del vitral
donde el sol colorea la mañana y la vida se despierta de prisa.
Aun así tomó tiempo en descifrar; con cuál arcilla se levantó el altar
donde fueron sacrificadas maravillas, ilusiones ejecutadas al azar
decapitadas tan solo por probar de qué lado está la fuerza.
Desde las sombras me sonríe el saber, que siempre fuera el mediador
entre poder y hacer; hay un mendigo en un portal
llorando lágrimas de sal recitando versos a media voz
a cambio de un poco de calor, de un pedazo de pan
le urge escuchar el ruido alentador de la moneda que golpeará en su plato Antillano.
Paso a paso camina el día, por este gran mercado
donde el sentir tiene un valor y el dolor va exhibiendo su traje recargado
en el ruedo se enfrenta el poder, la ira, la ilusión y un verbo conjugado
esperar quién es el vencedor, si alcanza la obsesión y ver el sueño realizado.
Mientas por la ciudad corren brisas de mar, verano renovado
sueños de luz que se ven al final del túnel
que se apresta a cruzar un pueblo ilusionado.
Está incrustado en cada corazón en bien y el mal,
que la verdad tome su posición, sin condición y arriben más y más peces y pan,
que reaparezca ardua la labor premiando al corazón cada sueño dorado,
y que sonría la felicidad sin la necesidad del suelo abandonado.