Recuerdo aquellos días, cuando niña,
que solo yo pensaba en mi mochila,
mis trenzas, mi lonchera eran mi vida,
y nunca yo pensaba en despedidas.
Recuerdo que reía a carcajadas,
y nada en este mundo me asustaba.
Corría tras el viento y las cometas,
jugaba con muñecas y avionetas.
Recuerdo que bailaba entusiasmada,
mi tul era la funda de mi almohada,
danzaba entre mil risas, como el hada,
y siempre sonreía en las mañanas.
Recuerdo que los días no pasaban,
y en mis juegos nunca me cansaba.
Corría tras la lluvia y el granizo,
y el día afloraba en mi camino.
Recuerdo que ponía tras mi oreja
aquellas margaritas que encontraba,
guardaba en una caja de madera
aquellas estampillas de mi abuela.
Ya poco ha quedado de esa niña;
el tiempo ha dejado sus espinas,
quisiera hoy despertar en este día,
y ver tras el espejo su sonrisa.