Emilio Barrios

La chispa de mi ser

La brisa del verano raspa mi cara, sentado bajo este árbol, recordando con nostalgia.

Aquella tarde en el parque cuando nos cruzábamos las miradas sin decirnos una palabra.

Lo irónico de todo es que nos vimos frente a una iglesia, ya sabes el motivo de la ironía.

Tus labios y mis labios se llamaban entre ellos cómplices, como si se conocieran.

Tu mano agarré con ternura y te dije: \" ¡Demos un paseo por la avenida!\".

Aceptaste levantándote y siguiéndome despacio; me detuve y te di un beso.

Me correspondiste y así comenzó nuestra historia de amor, este hermoso cuento.

Fuimos a una pizzería esa noche, hablamos de todo un poco; yo estaba nervioso.

Pero era mágico, no nos conocíamos y, sin embargo, nos contábamos la vida.

La luz de aquel farol actuaba de testigo; algo me decía que tu corazón y el mío se quedarían unidos.

Una hoja se posa sobre mi cabeza, no hay viento y el calor desespera.

Y volviendo al tema, me viene en la memoria que después vino la despedida.

Llegué a mi departamento y te pensé toda esa madrugada, durante el día y siguiendo al anochecer.

Desde ese momento juré que te amaría siempre, hasta el día en que se apague la chispa de mi ser.