En las biosferas hidropónicas en moratoria,
en las afluencias que labran puntas de la disputa,
o en los casamientos monospermos de la naturaleza social,
expropiamos toda aquella ganancia que guarda
un largo y angustioso silencio.
La tiza lobulada que rayaba
el pizarrón la mollera de la picardía,
y sus monetarias infidelidades.
Nos dicen que todo fue deficiente:
el chopo del chispero lagrimoso,
la bañera que calificó joven
en su examen trimestral, horripilante.
Los lamentos que eran las falsas verdades
del ataúd ataviado de causas y efectos.
Todo es consejo concentrado ilustrado
de igualdad.
Pero eso, juntamente, lo llaman
los licores menopaúsicos del mundo,
las revistas del mechón que nos patrullan,
y las picaduras herculinas que debemos curar.
Quizás,
lo último
debe ser inyectado con la jeringa del júbilo.
Ivette Mendoza Fajardo
Poesía Experimental y Vanguardista