Marcos Reyes Fuentes

DÉCIMAS PARA UN TROTAMUROS (Joaquín Sabina . Hola y Adiós)

El último telón se cae con desgarro, 

pero tu voz no calla en los rincones: 

queda el humo de un bar, versos ladrones, 

y un Madrid que te nombra su vocero. 

Tu adiós es un billete de tranvía 

que nunca llega a partir de la estación; 

tus letras son nuestro pan de cada día 

donde hasta el tiempo se bebe su agonía. 

Y No hay final para tu contradicción: 

Sabina no se va, se multiplica. 

 

Pongamos que hablo de tus noches largas, 

de ese piano que llora en los portales, 

de diecinueve días y, quinientas madrugadas 

donde el amor es canalla y cicatriz. 

Tus tangos sin remedio, tus verdades 

que huelen a tabaco y a desorden, 

son faroles que alumbran cada esquina 

donde el alma se pierde y se rehace. 

Aunque no cantes más ya en los bodegones, 

tu eco vive en la lluvia y su canción. 

 

Te quedas en la risa de los lobos y los peces, 

en el vino que quema las heridas, 

en el mapa de ausencias compartidas 

y en la sombra de un taxi sin retorno. 

Tu adiós es un engaño de maleta: 

nos dejas sin partida, solo versos. 

Porque el arte no muere en los entierros, 

sino que crece en grietas y ventanas. 

Sabina: tu silencio tiene acordes 

que nunca se borraron del asfalto.

 

Las diez golpean en el reloj del barrio

Y tu canción enciende cada noche

Contigo aunque no estés sigue el derroche

De versos que se enredan sin estragos

Tu voz ya es un recuerdo hecho girones

Donde el vino y el rock dejan su marca

Hasta el polvo de aquí lleva tu nombre

Como gotas de neblina, de whisky y de resaca

Sabina.  hoy este adiós lleva tu sello extraño

Como grafitis de tu alma en las persianas.

                                             Cusco 30.01.2025