Una noche cualquiera
salen los depredadores,
hay que desconfiar para sobrevivir
con arena en los ojos
si los espejismos
se convierten en costumbre.
En Dinamarca no hay sol,
ni cantos de sirenas,
ni códigos de honor,
ni descanso para mi tierra mítica.
Que los molinos no son gigantes,
que D. Quijote cabalga,
que la justicia trabaja.
Los campesinos piden poco,
y los ricos dan las sobras.