Emilio Barrios

¿Y si muero?

—¿Y si muero? —digo—. Si dejo de respirar, me quedo tieso, envuelto en esa oscuridad.

¿A quién le podría importar? ¡A mi familia!, ¿a mis amigos?, ¿a conocidos? No lo creo.

Podrían extrañarme un tiempo, días, semanas; luego todo volvería a la normalidad.

No es que esté loco o esté exagerando, solo estoy cansado, frustrado, esa es la verdad.

Noches sin dormir, días tristes, todo el tiempo con nubes grises, no tengo ánimos.

Pienso, digo, ¿y si muero? ¡Qué tanto podría pasar! Nada, desaparecería en la sombra.

Quedaría como recuerdo, una estadística más, como la muerte de otra persona.

Bajo tierra, comida de gusanos, el cuerpo podrido, y en la superficie sigue la vida.

Estoy vivo, pero es como si no existiera; vivir en el olvido no tiene sentido, da igual.

Entonces me pregunto: \"¿Y si muero? ¿Qué importancia tendría? \"¿A quién le dolería?\".

Tantas preguntas que tal vez no tendría respuestas, solo pienso, no soy un pesimista.

Una lápida con palabras escritas, dedicatorias tontas y una vela solitaria encendida.

¿Para qué tanto drama, para qué tanto adorno para alguien que ya partió a su cita?. 

Y así, procuro seguir existiendo, pero poco a poco voy muriendo, desapareciendo.

El tiempo, el tiempo ya ni está de mi lado, solo me recuerda que se me está agotando.

Y me vuelvo a preguntar: \"¿Y si muero?\", estarán todos en mi velorio, en mi entierro.

Llorarán todo lo que puedan y luego, simplemente, bajo tierra me estaré pudriendo.