Tormenta
Oh, cielo sereno, con tu bóveda azul,
nos cubres y proteges, con tu luz y tu calor.
Pero ¿por qué permites que se elevan en tu seno
globos negros y sombríos, como nubes de tormenta?
¿Son acaso señales de nuestra culpa y ruina,
de nuestra codicia y ambición sin límites?
Hemos sembrado en la tierra semillas de muerte,
y envenenado el aire que respiramos,
con el veneno de nuestra ignorancia.
Oh, humanidad, ¿Cómo has podido olvidar
que eres parte de la naturaleza, y que tu supervivencia
depende de su salud y bienestar?
¿Cómo has podido permitir que la codicia y el interés propio
te lleven a destruir la tierra que te da vida?
Despierta, oh humanidad, despierta,
y mira el daño que has hecho, y el peligro que corres.
Únete, trabaja juntos, para salvar tu existencia,
y preservar la belleza de la creación.
Jaime Correa
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