Allá, a lo lejos,
en la sublimidad
del cielo,
un pedacito
de luna, sanfelipeña,
brilla,
como regalo de Dios.
La nocturnal maravilla
resplandece
y engalana
a la ciudad,
que admira
su creciente majestad.
Lunita sanfelipeña
tu luz irradia
la magia risueña,
anuncia el nuevo día,
donde eres bella
dama y sublime poesía.